jueves, 16 de mayo de 2019

UN NIÑO DE LA INDEPENDENCIA

Ésta es la historia de José Manuel, un niño que nació en la navidad de 1800. Su familia pertenecía a la clase criolla ilustrada que se vinculó a la causa de La Independencia y que defendía los ideales de Antonio Nariño. Su niñez y Primera juventud transcurrieron en los agitados años de la Independencia y La Reconquista española. José Manuel nació cuando apenas comenzaba el siglo XIX, Era Uno de los pocos niños de su época que tenía el privilegio de asistir a un colegio, Su Colegio como todos los de la época, pertenecía a una comunidad religiosa, fuera jesuita, Benedictina o agustina, que Además de alfabetizarlo, le enseñaba la doctrina cristiana, Los principios de la aritmética y algunas lecciones de historia y geografía. Este joven para Ir a la escuela incluía en su maleta la gramática griega, el Nebrija, las platiquillas, el Masustegui y el arte explicado que eran las cartillas con las que sus profesores le Enseñaban. A José Manuel los días de colegio que más le gustaban eran los jueves, Porque sólo había una hora de estudio y otra de clase y el resto del día estaba Por fuera, Cuando no estaba estudiando también se divertía recorriendo los caminos Cubiertos de malezas, en donde provocaba a los sapos y les tiraba piedras; En la zanja en donde pescaba guapuchas, unos pescados pequeños de Color plateado con tonos pardos y rojizos, José Manuel era un joven que tenía bastante Agilidad y una cabeza suficientemente fuerte como para trepar por los cercados, los altos Murallones y los campanarios arruinados sin desvanecerse nunca. Algunas veces, por sus Actitudes traviesas y pícaras, José Manuel se asemejaba a los “chinos” o niños huérfanos, Mendigos en la calle. Se destacaba por sus movimientos inquietos, sus palabras atrevidas y sus dichos celebres; También conocía todas las ensaladillas, retenía todos los versos, silaba toda la música que Oía y no se perdía un epigrama ni un cuento popular. Sin duda, su juguete preferido era Una cometa hecha que el mismo había construido. José Manuel era feliz correteándola los Domingos al lado de sus hermanos y amigos, evitando que se enredara entre los tejados y Los cerezos. Había otros días en el que José Manuel era más tranquilo y apacible, sobre Todo cuando se celebraban las fiestas religiosas. En estos días se dedicaba a rezar con sus Padres y hacer novenarios, pero también a disfrutar de las comparsas con sus sainetes y Matachines y de los cantos y bailes al son de tiples y bandolas. Poco tiempo tuvo José Manuel para disfrutar su niñez, pues en aquella época los niños tenían que asumir Responsabilidades de adultos a una edad temprana. Pero sus anécdotas infantiles Alimentaron los relatos que las esclavas nodrizas le narraron a los niños de entonces y que Los escritores de costumbres contaron en sus cuadros.

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